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30 AÑOS
CIUTAT
FLAMENCO

30 AÑOS
CIUTAT
FLAMENCO

Rozando la década de los 90 del pasado siglo, La Caixa decidió no seguir organizando el festival de flamenco que habían llevado a cabo hasta entonces y que se había convertido en una referencia del género en toda la Península. Este festival, con una organización profesional insuperable, representó mucho para los amantes del flamenco y del arte en general. Durante unos días al año, el Palau Macaya del Paseo de San Juan de Barcelona se convertía en escenario de debates, conferencias, encuentros y otras actividades, así como recitales flamencos de formato reducido. Además, por la plaza del Poble Espanyol de Montjuïc, con un escenario de excepcionales condiciones, pasaban artistas de renombre tanto del cante como de la guitarra y del baile. [Una merecida mención para Maricarmen Palma, mentora que lideró, a través del Servei de Música de La Caixa, aquella plataforma flamenca].

Al dejar de celebrarse ese mítico festival, Barcelona quedó huérfana de un evento de concentración flamenca de alto nivel. Sí que es cierto que los tablaos siempre mantuvieron su programación permanente con cuadros flamencos de excelsa calidad. Además, algunos teatros barceloneses fueron receptores de los estrenos de las compañías lideradas por las figuras de más renombre en el campo de la danza flamenca. Sin olvidar a las peñas flamencas del Área Metropolitana y a las escuelas de baile de los mismos confines.

La primera edición del festival Ciutat Flamenco, inicialmente llamado Festival de Flamenco de Ciutat Vella, tuvo lugar en 1993 y se alumbró en el JazzSí Club del Taller de Músics, local inaugurado en el año olímpico de 1992. Allí se encendió la llama para luego trasladarse a la Plaça dels Àngels. [Emotivo recuerdo por la ayuda prestada entonces de Llum Ventura y José Luis, su compañero]. Años después, el festival siguió su andadura y se instaló en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), bajo el beneplácito de Josep Ramoneda. Acogió actuaciones en el Pati de les Dones, en el Hall y en el Auditori, lugares donde se debatía, se conferenciaba y se visualizaban películas de temática flamenca.

Del CCCB se pasó al Mercat de les Flors en la falda de la montaña de Montjuïc, bajo la bendición de quien fue su director, Cesc Casadesús. Esa época se quedó grabada en la memoria de muchos aficionados al arte flamenco. La algarabía ocupaba todas las salas, el redondel del bar La Soleá (no se puede ser más flamenco) y cualquier rincón que surgiera para montar la marimorena.

Cuando no fue posible la continuidad en el Mercat de les Flors, el festival se diseminó por toda la ciudad tal y como su nombre indica (Ciutat Flamenco). Ocupó plazas, centros y periferias de nuestra querida Barcelona.

Quiero hacer un reconocimiento a los artistas que, habiendo crecido profesionalmente en los ambientes flamencos catalanes, un buen día decidieron viajar y echar raíces en otras tierras. Tampoco nos vamos a olvidar de las primeras espadas que, con su talento artístico y su rabiosa juventud, nos recuerdan que Barcelona, y por extensión Catalunya, fueron, son y seguirán siendo unas plazas flamencas de primerísima magnitud y, sin duda, de las más anheladas.

He querido realizar este ejercicio de memoria histórica ligada al flamenco en Barcelona porque hay quien cree que la Ciudad Condal es flamenca desde hace una década. Y por el mismo motivo, se tiene que reivindicar que en 2023 se celebrarán los 30 años del festival Ciutat Flamenco. Esta edición, como no puede ser de otro modo, se la vamos a dedicar a Julián Navarro «el Califa», que nos dejó recientemente. También queremos homenajear a unos veteranos que lo fueron todo, y todavía lo siguen siendo, en el flamenco barcelonés: José de la Vega, Andrés Batista, Matilde La Galleguita, Juan de la Vara, Miguel Fernández «Faraón», Luís Adame y Milagros.

Nos vemos en Ciutat Flamenco.

Lluís Cabrera Sánchez